Nuestros resultados, nuestras proyecciones

La agroindustria colombiana de la caña creó en 1977 a Cenicaña para proyectar su sostenibilidad y competitividad.

La agroindustria colombiana de la caña creó en 1977 a Cenicaña para proyectar su sostenibilidad y competitividad. Hoy, 40 años después, los resultados obtenidos por el Centro, con la participación de ingenios y cultivadores, ofrecen beneficios tangibles para el sector y su entorno, y es modelo para otras agroindustrias de Colombia y el exterior.

El éxito de este modelo se fundamenta en la inversión que voluntariamente hacen ingenios y cultivadores. Sin embargo, el compromiso ha ido más allá de lo financiero. Se complementa con la integración de ingenios y cultivadores alrededor del desarrollo tecnológico, la definición conjunta de prioridades, el seguimiento a los resultados de investigación, el rigor científico, la interacción permanente con nuestros clientes a través de la transferencia de tecnología y la capacitación inherente a temas ligados a la investigación.

Por eso hemos llegado a los 40 años. En este tiempo se han logrado mejoras significativas en productividad y reducción de costos con tecnologías que promueven la producción limpia, la sostenibilidad, una menor demanda de recursos naturales y un menor uso de insumos sintéticos.

En el mediano y largo plazo el avance en la investigación requerirá de nuevos conocimientos y el uso de nuevas herramientas tecnológicas. Pero también, es necesario aprovechar más los desarrollos logrados en variedades, manejo agronómico y los procesos de cosecha, transporte y fábrica. Esta es la dinámica en el corto plazo.

En los próximos años la agroindustria debe velar por seguir siendo competitiva, para lo cual es fundamental la visión integral de ingenios, cultivadores y Cenicaña.

Si bien, el control de los pilares estratégicos de la investigación debe estar en el Centro, la dinámica y ejecución de la investigación debe apoyarse en las contribuciones de otros centros de investigación y universidades en diferentes lugares del planeta, porque el conocimiento debe fortalecer los desarrollos que generan beneficios esperados para la agroindustria de la caña.

Pero no todo debe ser ciencia y saber. El ser, las personas que hacen parte del sector son el motor para integrar visiones, compartir conocimientos y dinamizar desarrollos que contribuyan a las metas de la agroindustria. Por lo tanto, aprovechar las capacidades de las personas y fortalecer su desarrollo personal será de mayor relevancia en el futuro.

El uso de la caña para la producción de azúcar será cada vez menor y su proyección irá hacia energía, etanol y productos de mayor valor como los flavonoides, bioplásticos o metabolitos para productos farmacéuticos. Al respecto, Cenicaña ya tiene algunos desarrollos en curso y sus resultados vendrán en el mediano y largo plazo. Eso quiere decir que la agroindustria cuenta con un Centro de Investigación proyectado hacia el futuro; además, la caña de azúcar es una planta vegetal con alta competitividad en relación con otros cultivos.

Sin duda, la caña de azúcar es un verdadero tesoro cuya valoración será mayor con la acción conjunta de todos.

Álvaro Amaya Estévez
Director general, Cenicaña

Carta Informativa 
Año 5 / Número 2 /Diciembre de 2017Texto completo en versión:
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