La productividad del sector agroindustrial de la caña de azúcar ha mostrado una recuperación en relación con los años precedentes al 2013, que compensa los efectos del menor precio del azúcar y la tasa de cambio vigente en los últimos años.
La productividad del sector agroindustrial de la caña de azúcar ha mostrado una recuperación en relación con los años precedentes al 2013, que compensa los efectos del menor precio del azúcar y la tasa de cambio vigente en los últimos años.
La recuperación de la productividad no es solo fruto de un clima más benigno, sino del manejo integral de factores controlables por parte de ingenios y cultivadores, en el cual Cenicaña ha hecho contribuciones importantes. Hoy el sector cuenta con mejor información sobre los suelos y el impacto del clima por zonas agroecológicas y dispone de nuevas variedades y herramientas técnicas para manejar el cultivo y el procesamiento de la caña en las fábricas. De igual forma, existe un mayor nivel de conocimiento y capacitación en los técnicos, cañicultores y personal operativo del campo.
Lo anterior nos lleva a reflexionar sobre la importancia de continuar implementando acciones, para ser cada vez más eficientes en el manejo de los factores controlables. No hacerlo es perder una oportunidad. De tal manera que si el clima es adverso, se tendrá mayor capacidad para afrontar sus efectos; y si el clima es propicio, se obtendrán aún mayores beneficios.
Los temas incluidos en esta edición aportan en ese sentido. Brevemente mencionaré dos de ellos: la capacitación y cómo prepararse para el fenómeno de El Niño. Respecto al primero, las acciones se concentran en el Programa de Aprendizaje y Asistencia Técnica, PAT, en el cual los profesionales de los ingenios formados como facilitadores irradian el conocimiento y realizan el acompañamiento respectivo a técnicos y cultivadores. Un sector capacitado tiene mayores elementos de decisión para adoptar tecnología, producir más a menor costo y contribuir a la sostenibilidad.
Respecto al fenómeno de El Niño, Cenicaña viene difundiendo información sobre las probabilidades de su ocurrencia y recomendaciones para hacer un manejo eficiente del riego y otras labores del cultivo en condiciones de déficit hídrico.
El registro histórico indica que si los fenómenos de El Niño se producen luego de un período de por lo menos 8 ó 10 meses de relativa normalidad en la distribución e intensidad de las lluvias, los efectos en la producción podrían ser positivos, siempre y cuando el cultivo tenga disponibilidad de agua en los períodos de rápido crecimiento.
En tal sentido, en el ambiente semiseco la demanda de agua será mayor, por lo que se debe dar prioridad a la nivelación de los campos, al mantenimiento de los pozos, a la reducción de pérdidas por conducción del agua, al control administrativo del riego, al uso del balance hídrico y a la implementación de nuevas tecnologías como el riego por caudal reducido.
El uso integral de estas herramientas y la capacitación contribuirán, sin duda, a afrontar los retos que hoy impone el clima.
Álvaro Amaya Estévez
Director general, Cenicaña