Agua: acciones y retos para un uso eficiente

El sector azucarero se preocupa por promover entre ingenios y cultivadores iniciativas y tecnologías para un manejo eficiente de los recursos naturales. Sin embargo, todavía hay tareas por hacer y es responsabilidad de todos avanzar hacia una agroindustria más sostenible. Carta Informativa le muestra en qué estamos y hacia dónde vamos en el manejo del agua.

Hace más de dos décadas, el sector azucarero aplicaba un promedio de 12 riegos por año en el cultivo de la caña. En aquella época la mayoría de los cañicultores acostumbraban abrir boquetes en la acequia regadora para que el agua avanzara sobre los surcos del terreno y ésta fluyera por gravedad para su distribución a lo largo de la suerte.

Pero en 1992 y 1993 el intenso verano, que llevó al país a un racionamiento de energía, obligó a que muchos proveedores e ingenios replantearan sus formas de riego. Con el apoyo de Cenicaña se investigaron y probaron alternativas de riego y se desarrollaron sistemas para controlar la cantidad de agua aplicada.

Los esfuerzos arrojaron resultados y, de hecho, hoy se realizan entre cuatro y seis riegos por año; pero todavía hay mucho por hacer, porque se trata de un recurso cada vez más escaso y con mayor demanda. En los últimos años en nuestra región se han presentado condiciones extremas, bien sea por períodos prolongados de lluvias abundantes o por la ocurrencia de períodos con déficit hídrico, que provocan disminuciones considerables en las producciones de caña.

“En el caso de déficit hídrico las fuentes de agua disponibles para riego se agotan, y la situación es más crítica en las fuentes superficiales que sufren una reducción de 20%-70%. En las fuentes subterráneas la disminución de los caudales es de 15%-30%, como lo confirma el descenso en los niveles de bombeo”, explica José Ricardo Cruz, ingeniero de suelos y aguas de Cenicaña.

Si a esto se suma que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura, FAO, el consumo mundial de agua para fines agrícolas aumentará un 19% de aquí a 2050, y que a escala mundial se encendieron las alarmas por los efectos del cambio climático, ha sido un imperativo para el sector cañicultor mirar más allá de las tecnologías de riego para hacer un uso adecuado del agua. Como respuesta a esta situación, en el 2010 se creó la Mesa del Agua, espacio formal para que profesionales de la industria, conocedores del tema, definieran de manera integral las mejores prácticas para el uso eficiente del recurso natural en las actividades productivas tanto agrícolas como industriales.

De acuerdo con Claudia Calero, directora de Gestión Social y Ambiental de Asocaña, entre las muchas acciones adelantadas por la Mesa hay dos logros muy importantes: conseguir que todos los actores involucrados se pusieran de acuerdo para hacerle un seguimiento a la sostenibilidad del recurso y unir esfuerzos con las autoridades ambientales de la región para hacer un trabajo en equipo.

Como fruto de ese esfuerzo se definió que los cultivadores e ingenios deben medir el consumo de agua por hectárea n cada riego aplicado y calcular el consumo por tonelada de caña. Igualmente el sector se comprometió con la implementación del balance hídrico como una herramienta fundamental para la programación técnica de los riegos y se consiguió que los ingenios contemplaran la posibilidad de contar con una estructura interna para la administración del agua. Hoy en más del 60% de éstos existe un equipo de trabajo dedicado a los temas de la Mesa.

Por otro lado, la Mesa del Agua apoya a la CVC para que los cultivadores de caña de azúcar participen en el modelo de gestión de inundaciones en la planicie del valle del río Cauca. Este proyecto lo empezó a elaborar la entidad regional tras las consecuencias de las olas invernales del 2010 y 2011. La zona de estudio alcanza aproximadamente 54 mil hectáreas, a lo largo de las márgenes derecha e izquierda del río, desde Santander de Quilichao (Cauca) hasta La Virginia (Risaralda). 

La participación de los cultivadores contempla la elaboración de propuestas para el manejo de los ecosistemas asociados al río Cauca, la zonificación de humedales de la cuenca alta y proyecciones socio-económicas sobre el efecto de las inundaciones. Para avanzar en todo lo anterior se acordó la organización de un comité operativo con líderes de los ingenios y realizar una serie de reuniones con los cañicultores, a las que actualmente se está convocando.

El Fondo Agua por la Vida y la Sostenibilidad gestiona recursos para invertir en las cuencas a través de proyectos sociales y ambientales.

Las tareas pendientes

Si bien los esfuerzos han sido grandes y muchos los logros alcanzados, todavía la tarea no ha concluido. Para cumplir con el propósito de la Mesa de hacer seguimiento al consumo para definir estrategias, los datos de los indicadores de medición de uso del agua por parte del sector deben provenir de metodologías homologadas y suministrarse en los plazos establecidos. 

Hoy esta instancia avanza en la definición de dichas metodologías, pero se requiere ante todo que ingenios y cultivadores se comprometan a asumir los métodos de recolección de datos propuestos y a cumplir con las fechas pactadas.

Por otra parte, gracias a las ventajas que ofrece el balance hídrico, hasta el 2012 esta tecnología se usaba en el 63% del área sembrada, la meta es que al 2015 esté implementada en el 75% del área. Para impulsar su adopción, Cenicaña recomendó que en los ingenios se encargue a un profesional para hacer la medición en las suertes de sus proveedores. Además, los asistentes técnicos de los ingenios que participen en el Programa de Asistencia Técnica, PAT, adquirirán las competencias necesarias para capacitar en esta tecnología.

“Muy posiblemente hay un desconocimiento sobre los beneficios del balance hídrico en materia económica y ambiental. Por eso, necesitamos que los ingenios acompañen a los proveedores y que los proveedores se dejen acompañar”, señala Claudia Calero. 

Es evidente que el sector ha contribuido con su gestión y tecnologías a un uso más eficiente de recursos como el agua, no obstante, siempre habrá más por hacer. Las investigaciones que se adelantan en el tema varietal y en los procesos de fábrica son algunas de esas apuestas para el mediano y largo plazo, pero mientras tanto, en las manos de todos está que el sector azucarero se consolide como modelo de sostenibilidad y el agua ha sido un buen comienzo. 

Apuestas para el futuro

Desde la investigación también se avanza en la búsqueda de opciones para que la agroindustria azucarera colombiana sea cada vez más sostenible. 

A través del mejoramiento genético y la biotecnología se trabaja en el desarrollo de variedades para que la planta de caña de azúcar utilice de forma más eficiente el agua cuando su disponibilidad es limitada, y que al mismo tiempo mantenga una elevada productividad.

Como resultado de las investigaciones, se estableció una asociación entre el uso eficiente del agua y determinadas variables fisiológicas de la planta. Las variedades CC 00-3771, Co 421, RB 73-2223 y SP 71-6949 mostraron una alta actividad de estas variables durante el periodo de estrés.

Ante esto se conformó un grupo de variedades, principalmente de genotipos producidos por Cenicaña, para emplearlas en cruzamientos y obtener nuevas variedades.

Estas investigaciones son una primera etapa en el proceso que conducirá a estudios para la identificación de genes que controlan el uso eficiente del agua.

En las fábricas de la industria azucarera también se hacen esfuerzos hacia la sostenibilidad, pues está confirmado que cerca del 20% del agua presente en la caña puede reutilizarse en el proceso de producción de azúcar.

Una de las investigaciones adelantadas por Cenicaña con ingenios piloto confirmó que con un sistema centralizado de colección, tratamiento y distribución se puede aprovechar mejor el caudal de agua condensada de los procesos de calentamiento y elaboración. En otro proyecto se empleó una herramienta computacional para modelar la distribución del agua por tuberías, lo que permitió incrementar en 10% la presión del líquido disponible para los condensadores. De esta manera se reducen las pérdidas del recurso natural y se aprovecha mejor la energía en los condensadores.  

Aunque las investigaciones no han concluido, los resultados parciales han llevado a los ingenios piloto a adoptar algunas medidas para mejorar los sistemas de consumo y recirculación del agua en sus fábricas.

Sostenibilidad en las cuencas

Utilizar de manera responsable el agua no es sólo trabajar en las fincas, sino también en las cuencas. Por eso el Fondo Agua por la Vida y la Sostenibilidad, liderado por Asocaña, gestiona recursos para invertir en las cuencas a través de proyectos sociales y ambientales. Las iniciativas son ejecutadas por la comunidad, con el liderazgo y apoyo de las asociaciones de usuarios de cuencas y cabildos indígenas.

Las principales acciones cofinanciadas a través del Fondo son: aislamiento de nacimientos de agua, corrientes de agua y relictos de bosques nativos; establecimiento de módulos para la seguridad alimentaria; procesos de capacitación y sensibilización ambiental para la comunidad; y fortalecimiento de organizaciones. Hasta el 2012 se había contribuido con la restauración y conservación de 3854 hectáreas en los 27 municipios donde tiene cobertura el Fondo.

Para avanzar en este trabajo se requiere lograr un mayor acercamiento entre proveedores, ingenios y asociaciones de usuarios de las cuencas. 

Según Pedro Moreno, director del Fondo Agua por la Vida y la Sostenibilidad, “no sólo con pagar a la CVC se está cumpliendo; hay una responsabilidad que va más allá de la legalidad. Por eso, si realmente queremos que el negocio sea sostenible hay que participar activamente en procesos como los que realizan las asociaciones de las cuencas”. 

De acuerdo con Lola María Arias, directora ejecutiva de Asofrayle, de los 214 usuarios de aguas de la cuenca del río Frayle sólo 30 son aportantes de la Asociación, y situaciones similares ocurren en las otras 15 asociaciones que operan en la región. Es más, asegura que los aportes que se requieren a veces ni siquiera son económicos.  “Hay casos en los que necesitamos que pongan sus fincas a disposición para hacer labores de reforestación”, dice. 

Razones para medir

  • Balance hídrico

La implementación de esta tecnología en una hectárea significaría un ahorro de aproximadamente 450 m3 de agua por ciclo del cultivo. Es decir, que en un terreno de cien hectáreas el uso de este sistema permitiría reducir costos hasta por $45,000,000 aproximadamente (a valores de 2013). 

  • Control administrativo del riego

Este sistema permite tomar medidas correctivas e implementar programas de adecuación y construcción de obras, y de capacitación del personal. Con esta metodología se puede ahorrar hasta 200 m3 de agua por hectárea por riego, es decir 1000 m3 por año (5 riegos) o $100,000 por año por hectárea, aproximadamente (a valores de 2013).

  • Sistema de medición de agua con registro continuo  

Desde el 2010 la CVC exige la medición del agua con registro continuo a los usuarios de las cuencas que solicitan que el cobro de la tarifa se haga de acuerdo con el agua realmente captada.

Para suplir esa necesidad, Cenicaña y la Universidad del Valle desarrollaron una propuesta tecnológica para medir los caudales en canales abiertos cumpliendo con los requerimientos de la autoridad ambiental. La tecnología también permite una reducción de hasta 200 m3 por hectárea por evento de riego. La implementación del sistema tiene un costo aproximado de $6,000,000, dependiendo del caudal.

La unión de Cenicaña y estudiantes de la Universidad del Valle fue el semillero de la empresa Links Ingeniería, que hoy ofrece alternativas de medición para la agroindustria azucarera.

Mayor información: mesadelagua@cenicana.org 

Control administrativo del riego.

“Hasta 1992 regábamos el cultivo con el sistema convencional por gravedad. Ese año iniciamos el riego por tubería con ventanas y de inmediato la cantidad de agua utilizada disminuyó en un 54%. Anteriormente se consumían alrededor de 3000 m3/ha y pasamos a 1250 m3/ha. También tuvimos un aumento significativo en área regada por día: de una hectárea y media aumentamos a un promedio de cinco hectáreas por día.

Hace tres años, siguiendo la recomendación de Cenicaña, iniciamos el riego con caudal reducido utilizando la infraestructura de la tubería con ventanas. Anteriormente, abríamos 40 ó 50 ventanas al mismo tiempo con un caudal de 5 a 6 litros por segundo. Hoy abrimos entre 300 y 400 ventanas con un caudal de 0.35 l/s por ventana. Utilizamos la misma cantidad de agua, con otros beneficios adicionales: más tiempo para que el regador realice otras labores; se eliminó la erosión; el agua baja más despacio y se garantiza mayor humedad del suelo; se amplió la frecuencia de riego al pasar de 25 y 30 días a 35 y 40; y se eliminó el desperdicio de agua en callejones.

Hoy las personas encargadas del riego manejan más fácil y eficientemente el agua y son conscientes de su importancia. Al cambiar el sistema de riego se redujeron los costos en un 45%, y se ha mantenido la productividad y aumentado el número de cortes”.

Guido Mauricio López
Proveedor de caña.

 

 

“Venía utilizando el riego convencional, pero ahora estoy con el riego controlado (caudal reducido) y el sistema para aplicación de fertilizante en un área de 25 hectáreas con extraordinarios resultados: he tenido menos consumo de agua, estoy conservando los suelos porque no hay erosión y se logran más eficiencias frente al otro sistema de fertilización. Además, tuve un aumento de 20 toneladas por hectárea respecto al testigo que tenía con riego convencional. Es decir, la inversión en este sistema prácticamente se paga en una cosecha. Para zonas de ladera, que son tan susceptibles a la erosión, definitivamente recomendaría estas tecnologías de riego que me han traído innumerables beneficios”.

Ramiro Escobar
Proveedor de caña.

 

 

3 tecnologías de riego para ser más eficientes

1. Caudal reducido: el sistema es una buena opción para áreas de piedemonte y zonas planas con suelos de textura fina, donde las investigaciones demuestran que:

  • Con caudales entre 0.2-0.4 litros por segundo por surco, el consumo de agua es 600-900 metros cúbicos por hectárea y la eficiencia de la aplicación en surco alterno puede llegar hasta el 63%. En el riego convencional se usan 3-4 l/s por surco, se consumen 1200-1500 m3/ha, con eficiencias de aplicación entre el 40% y el 60%.
  • Se minimizan las pérdidas por conducción.
  • Los materiales requeridos son de bajo costo y de fácil consecución y manejo por los agricultores. La inversión oscila entre $1,500,000 y $1,800,000 por hectárea .
  • Los caudales aplicados no resultan erosivos. 
  • El sistema no es recomendable en suelos de textura gruesa por la dificultad en el avance del agua en los surcos. 

2. Combinación de caudal reducido–goteo: la combinación caudal reducido-goteo es una tecnología promisoria en áreas con baja disponibilidad de agua y en suelos finos con inclusiones de textura gruesa. Los resultados de investigaciones preliminares muestran que:

  • Permite la aplicación oportuna de los requerimientos de agua del cultivo, alcanzando eficiencias de más del 90%.
  • Se minimizan las pérdidas de agua por conducción.
  • La inversión oscila entre $3,000,000 y $7,000,000 por hectárea, según la proporción instalada caudal reducido-goteo.
  • Es necesario tener un sistema de filtrado de agua para evitar el taponamiento de los goteros.

3. Fertirriego: es posible utilizar las tecnologías de riego por goteo y caudal reducido separadas o en combinación para aplicar fertilizantes en solución al cultivo. Experimentalmente con fertirriego con caudal reducido se ha encontrado que:

  • Se puede reducir hasta en 40% la dosis de fertilizante que se aplica al suelo, sin afectar la producción.
  • Con iguales dosis de fertilizante  se han obtenido ingresos netos superiores a la fertilización líquida y de aplicación manual.

Para consultar

La Guía de Recomendaciones Técnicas (GRT) para un manejo agronómico del cultivo de acuerdo con las zonas agroecológicas de su suerte está disponible en www.cenicana.org

 Lecturas sugeridas

  •  Uso y reutilización del agua en el proceso de fabricación de azúcar. Memorias del VIII Congreso de la Asociación de Técnicos Azucareros de Latinoamérica y del Caribe. Cali, Septiembre 12 al 14 del 2012. ATALAC-TECNICAÑA, Cali, Vol. 2. p 185 – 193.
  • Fondos de Agua: conservando la infraestructura verde. Guía de Diseño, Creación y Operación. Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua. The Nature Conservancy, Fundación Femsa y BID. 

PUNTO DE VISTA

Por Javier Carbonell, director Programa de Agronomía – Cenicaña; y Ricardo Cruz, ingeniero de suelos y aguas – Cenicaña.

La agroindustria de la caña de azúcar en Colombia es un sector modelo en el uso eficiente del agua. Contamos con tecnologías de riego y medición del recurso hídrico que nos permiten afrontar la variabilidad climática que está impactando a la agricultura en el mundo y también tenemos importantes iniciativas para velar por la conservación de las cuencas de las cuales nos surtimos.

Pero, ¿hemos sacado provecho de todo ese potencial?

Si bien la adopción de tecnología para hacer un mejor uso del agua es cada vez mayor por parte de ingenios y cultivadores, todavía hay una brecha en la que se debe trabajar. El balance hídrico, por ejemplo, hoy se utiliza en el 63% del área total sembrada con caña de azúcar. Esta cifra sin duda es destacable, pero se podría incrementar solo con compromiso y voluntad.

Mejorar esta tendencia debería ser nuestro propósito fundamental con el ánimo de ser más sostenibles e, incluso, rentables, ya que evaluaciones de Cenicaña han confirmado que con la adopción de tecnologías de riego se puede reducir hasta en 50% el volumen de agua utilizado por ciclo de cultivo, lo que se traduce en menores costos; mientras que en condiciones de exceso, el uso de sistemas de drenaje contrarrestaría una caída en producción de hasta 40 toneladas por hectárea.

En lo que respecta a nuestro compromiso por la conservación de las fuentes de agua, es evidente que hemos sido líderes en su protección con la colaboración de las comunidades y de las asociaciones de usuarios de cuencas (El Fondo Agua por la Vida y la Sostenibilidad), pero eso no debe ser suficiente. Debemos jalonar políticas públicas, similares al Conpes del río Cauca, para otras cuencas que demandan igual atención por su contribución a la agroindustria y a la región en general.

Ojalá las consecuencias de las olas invernales de los años 2010 y 2011, y la sequía prolongada de 2012, que todavía se están sintiendo, nos sirvan de reflexión para incrementar nuestros esfuerzos y potencializar todo lo que tenemos para así contribuir a la conservación de los recursos naturales del valle geográfico del río Cauca y seguir siendo una región privilegiada para el cultivo de la caña.

Carta Informativa
Año 1 / Número 2 /Agosto de 2013

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