“Nadie conserva con hambre. Es muy tenaz decirle a un campesino: ‘aquí tenemos una especie en extinción y por eso no la puede tumbar’. Pero si tiene a la familia sin comida y le ofrecen plata por esa especie, ¿qué cree que prefiere?”.
“Nadie conserva con hambre. Es muy tenaz decirle a un campesino: ‘aquí tenemos una especie en extinción y por eso no la puede tumbar’. Pero si tiene a la familia sin comida y le ofrecen plata por esa especie, ¿qué cree que prefiere?”.
De esta manera, Jhonny Carvajal intenta describir la dimensión del trabajo que implica la conservación de las cuencas de los ríos Tuluá y Morales. Tiene 49 años y los últimos diez los ha dedicado a conocer una parte del amplio territorio que cubren esas cuencas. Según dice, ha sido un trabajo difícil, pero a la vez gratificante.
“El trabajo en las cuencas es de una dimensión gigante. Las cuencas de los ríos Tuluá y Morales, por ejemplo, suman 120,000 hectáreas; pero no se trata del número. Solo hay que imaginarse que la población más lejana desde Tuluá queda a cuatro horas y son comunidades sin energía ni agua potable.
¿Cómo hace uno para llegar allá con el discurso: ‘vamos a conservar’?”
Para su fortuna y la de otras 12 asociaciones de usuarios de ríos, su gestión tomó un nuevo impulso hace tres años, cuando se vincularon al Fondo Agua por la Vida y la Sostenibilidad, liderado por Asocaña.
A partir de allí, las labores que durante años han realizado a lo largo y ancho de los ríos Bolo, Guabas, Palo, Nima, Amaime, Guadalajara, Desbaratado, Frayle y Zabaletas se consolidaron y hoy se ven los resultados.
“Nosotros nos fuimos con biólogos hasta las zonas más conservadas de la cuenca y con su ayuda y los conocimientos de la comunidad hicimos muestreos de flora y fauna. Luego intercambiamos saberes y empezamos por demostrarle a la población la gran riqueza que hay y por qué debíamos conservarla”, agrega Jhonny, presidente de la Fundación Ríos Tuluá y Morales.
“En nuestro caso pensamos en organizarnos a través de un plan de ordenamiento de manejo de la cuenca del río Guabas. No fue fácil poner a un campesino a pensar en términos de planificación, pero así hemos logrado frenar el ingreso de la mega minería”, señala Martha Isabel Tenorio, directora ejecutiva de Asoguabas.
Pero así como los resultados ya se empiezan a ver, los reconocimientos a ese esfuerzo no podían faltar. Por eso, el pasado mes de noviembre el Fondo Agua por la Vida y la Sostenibilidad obtuvo el tercer lugar de los premios BIBO 2012, en la categoría Gestión Integrada de Recursos Hídricos. Sin duda un espaldarazo a quienes como en el caso de Jhonny, quieren seguirse moviendo por las 120,000 hectáreas de sus cuencas con un mensaje conservacionista.
“El éxito de la labor desarrollada por el Fondo está en que todos los procesos son adelantados por las Asociaciones de Usuarios del Agua de las diferentes cuencas, con la particularidad de que las Asociaciones son actores importantes en cada zona y su presencia es aceptada por la comunidad ya que han demostrado permanencia en el tiempo”.
Pedro Moreno
Director del Fondo Agua por la Vida y la Sostenibilidad.