Ingenios y proveedores innovan con el apoyo del PAT

Carta Informativa trae en esta edición la experiencia de la hacienda Venecia – El Cencerro, proveedora de caña, y del ingenio La Cabaña con el programa de Aprendizaje y Asistencia Técnica, que permite la adopción e implementación de nuevas tecnologías.

Jorge Díaz tiene treinta y siete años y desde hace once trabaja como asistente de  campo en la hacienda Venecia – El Cencerro, ubicada entre Villarrica y Jamundí, a la orilla del río Cauca. En los últimos meses se ha vuelto casi un experto en lo que él y sus compañeros de trabajo han bautizado como el ‘larveo’, que consiste en tomar tallos de una suerte siguiendo una dirección determinada. 

En el argot técnico esta misma práctica se conoce como muestreo, y en este caso específico se utiliza para determinar el nivel de daño de los barrenadores del tallo.

Según Jorge, él y sus otros veintiún compañeros están perfectamente capacitados en el ‘larveo’: “Si nos piden que identifiquemos un corazón muerto, estamos listos para responder”, afirma sin titubeos. Pero esa actitud de competencia no solo toca con temas de sanidad vegetal. También pueden hablar con propiedad de labores de riego, mediciones de volumen y captación de agua, y hasta de zonificación agroecológica. 

“Cenicaña nos ha dicho que la finca es 10H5. Hicimos el ejercicio y, efectivamente, comprobamos que pertenece a esa zona agroecológica”, señala Jorge.

La adquisición y apropiación de nuevos conocimientos en los quehaceres diarios de la finca han sido el propósito del Programa de Aprendizaje y Asistencia Técnica (PAT) liderado por Cenicaña, que se está cumpliendo gracias al esfuerzo y compromiso de ingenios, cultivadores, administradores de fincas y trabajadores. 

“En la finca se venían haciendo las mismas labores que se hacen en el centro del Valle; pero con la capacitación en agricultura específica por sitio (AEPS®) recibimos  las bases para tomar las decisiones correctas y con argumentos. Por ejemplo, ya sabemos por qué necesitamos un subsuelo normal en esta suerte o por qué necesitamos un subsuelo topo en otra”, señala Marco Antonio García, administrador de la hacienda, proveedora del ingenio La Cabaña.

Igual ocurría con tecnologías como el balance hídrico. En la finca ya tenían el software pero sólo operaba con la información de los pluviómetros. Después de que Marco Antonio se formó como facilitador y enseñó a sus trabajadores cómo hacerlo correctamente, empezaron a tomar datos de caudales y captación, aumentaron a siete los pluviómetros, y los viernes realizan un cateo en todas las suertes para comparar con el balance hídrico.

No todo es fácil

Por supuesto, implementar estos cambios no ha sido sencillo. En Venecia – El Cencerro se enfrentaron a la resistencia de mayordomos y trabajadores de muchos años de experiencia, que se negaban a cambiar sus viejas prácticas por nuevas tecnologías o introducir mejoras en las labores. 

La solución fue apoyarse en los trabajadores con mayor sentido de pertenencia y liderazgo para que colaboraran a que ese personal reacio a la adopción y apropiación del nuevo conocimiento aceptara sus bondades. Jorge fue uno de tales líderes.

“Las capacitaciones han sido muy buenas, excelentes.  A mí me fascina ir y luego compartir con mis compañeros lo aprendido”, asegura.  

La experiencia del ingenio

Detrás del trabajo de adopción y apropiación de tecnologías como el que se realiza en la hacienda Venecia – El Cencerro hay también una decidida gestión y apoyo de los ingenios, que saben que el PAT no mostrará  resultados inmediatos, pero que esto es parte del proceso para lograr en el futuro mayores producciones a menores costos. 

El ingenio La Cabaña así lo ha entendido; de ahí su compromiso con el Programa de Aprendizaje y Asistencia Técnica.

De acuerdo con Francisco Chaves, jefe de proveeduría del ingenio, “la clave ha sido convertir el PAT en una política de la organización: el gerente general se involucró, el jefe directo se comprometió y todos tomamos el PAT como guía para el programa de capacitaciones del ingenio. De esa manera no tendríamos actividades paralelas de capacitación y contábamos con el apoyo permanente de Cenicaña”.

Otra estrategia del ingenio es adaptar los talleres o actividades a las condiciones de los proveedores, explica Carlos Correa, asistente técnico del ingenio: “Un buen comienzo de la jornada de capacitación nos garantiza el cincuenta por ciento del éxito”, conceptúa, y agrega: “Por eso empezamos diciéndoles, por ejemplo, que 1% de infestación con Diatraea genera una tonelada de pérdidas: son $60.000, frente a un control que cuesta $27.000. Con eso ya el proveedor se convence de sus beneficios y de la necesidad de adoptarlo”. 

El otro cincuenta por ciento se consigue con el acompañamiento que se realiza uno a uno. Según Francisco Chaves, “de esta manera cada proveedor adopta las tecnologías paulatinamente y logramos que vea los cambios y los buenos resultados de innovar con conocimiento”. 

(Izquierda) Jorge Díaz, trabajador de la hacienda Venecia – El Cencerro. (Derecha) Carlos Correa, del ingenio La Cabaña, durante una jornada de capacitación en Control administrativo del riego en junio del año pasado.

Avances del PAT

En el pasado mes de marzo Cenicaña realizó actividades de formación de facilitadores en ´Evaluación del daño de barrenadores Diatraea spp. y su control’, a las que asistieron ciento treinta y cuatro profesionales de seis ingenios.

En el segundo semestre de este año se tienen programadas capacitaciones en ‘Preparación de suelos para la caña de azúcar’ y ‘Reconocimiento de enfermedades’.

OPINIÓN

Quiero felicitar a Cenicaña y a todos los colaboradores de los ingenios que hicieron posible la implementación del Programa de Aprendizaje y Asistencia Técnica, PAT. Su filosofía rompe los esquemas tradicionales de difusión de información y se enfoca en estructurar diferentes temas de interés en función del conocimiento y demandas del público objetivo, con lo cual se establece no un  monólogo, sino una interrelación entre asistentes y facilitadores, lo que resulta en la apropiación de ideas y tecnologías que facilitan su adopción de forma efectiva.

Para el ingenio La Cabaña, el PAT es una importante estrategia de capacitación y transferencia de tecnología tanto para el personal de manejo directo como para el de proveeduría de caña de azúcar. 

Este programa ha permitido que temas que eran patrimonio de algún grupo se vuelvan de conocimiento general, logrando con ello mayor participación en la elaboración y aplicación de planes estratégicos y de control de campo, con el consecuente aumento de productividad.

Con esta política la relación ingenio-proveedor-Cenicaña se ha visto fortalecida y se ha abonado el terreno para instaurar un proceso de mejoramiento continuo y cumplir metas cada vez más exigentes. 

Gustavo Medina
Gerente de Producción. Ingenio La Cabaña

 

 

 

Carta Informativa
Año 3 / Número 1 /Julio de 2015

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