Ana María Payeras, administradora de la hacienda El Limón, proveedora del ingenio Providencia, es una de las participantes más comprometidas del Programa. Conocimos su experiencia.
La agenda de Ana María Payeras es casi idéntica al calendario de actividades del Programa de Aprendizaje y Asistencia Técnica (PAT) de Cenicaña:
En marzo de 2014 asistió a una jornada para capacitación en agricultura específica por sitio (AEPS); luego, en mayo, participó en las actividades sobre control administrativo del riego (CAR); en agosto y noviembre se capacitó en balance hídrico y riego con caudal reducido; en marzo de 2015 aprendió a evaluar el daño de los barrenadores Diatraea, y en julio asistió a los talleres sobre preparación de suelos.
Más allá de su compromiso, lo que más llama la atención en ella es que después de cada actividad del PAT y sin dejar pasar muchos días, esta proveedora de caña de azúcar del ingenio Providencia va a la hacienda y comparte sus conocimientos con los trabajadores. Allí, con la colaboración del mayordomo, presenta rápidamente las tecnologías y organiza el programa de una jornada para ponerlas en práctica.
“Los talleres son muy cortos porque se hacen practicando –señala Ana María, y precisa–: Por ejemplo, si la capacitación es sobre riego, inmediatamente nos vamos al campo a hacer la práctica, porque esa es la parte más importante. La actividad se puede tomar dos horas o una mañana, pero procuramos que no sea más de ese tiempo. Después, en el transcurso del día se evalúa cómo se hizo, en qué se falló y en qué se acertó”.
Así ha procedido para implementar todas las tecnologías desde que Cenicaña empezó el PAT con la colaboración de los ingenios que permiten la formación de sus asistentes técnicos como facilitadores.
Según la proveedora, para que el proceso de adopción sea lo más completo posible ha tratado de que en su hacienda la capacitación incluya a todos los trabajadores involucrados en el manejo del cultivo, porque de esa manera se afianza el conocimiento y la experiencia.
“A veces no se puede sacar a todo el personal de sus labores –expresa–, pero hemos seleccionado ocho trabajadores para que hagan inspección de Diatraea, y los seis regadores han sido instruidos en todos los temas relacionados con el manejo del agua”.
El acompañamiento por parte del ingenio también ha sido clave en el proceso de adopción. De acuerdo con la cultivadora, “el hecho de que un asistente técnico formado como facilitador nos guíe y haga seguimiento es fundamental porque muchos proveedores tenemos administraciones muy precarias y carecemos de personal con el conocimiento suficiente para transmitir las nuevas tecnologías, y lo más importante: que lo haga con credibilidad. Todo eso nos lo da el ingenio”.
Añade que la adopción de nuevas tecnologías puede parecer costosa, porque en algunos casos es necesario contar con un acompañamiento adicional, como contratar a un técnico experto, pero esas prácticas sostenibles se traducen en ahorros y por lo tanto “no deben asustar los costos iniciales”.
Las tecnologías ofrecidas por el PAT no son nuevas para muchos proveedores, pero aun así son una oportunidad para fortalecer conocimientos.
En el caso de la hacienda El Limón, administrada por Ana María, la capacitación en AEPS sirvió para verificar la zonificación agroecológica; el control administrativo del riego ya se venía haciendo, pero era necesario reforzar los conocimientos del administrador para un ejercicio más eficiente de su labor; y el balance hídrico se lleva a cabo desde hace quince años, actualmente a través del sitio web de Cenicaña, pero se afinaron ciertas condiciones de la finca.
¿Y el ingenio?
Según Diana Álvarez, asistente técnica del ingenio Providencia, para lograr que proveedores como Ana María estén comprometidos con el PAT ha sido clave trabajar con el enfoque metodológico del Programa: aprender haciendo.
“En el ingenio procuramos que las actividades sean muy prácticas y visuales –precisa Diana–. Por ejemplo, cuando implementamos la del control administrativo del riego armamos estaciones de grupos pequeños para hacer una capacitación más personalizada; insistimos en que sus integrantes fueran mayordomos y que ellos mismos participaran haciendo las mediciones, ubicando canaletas, preguntando y despejando dudas”.
Sin embargo, asegura que la clave del éxito en el trabajo realizado por el ingenio está en convocar tanto a mayordomos como a proveedores a las jornadas de capacitación: “Los mayordomos se identifican más con los temas, preguntan y se esfuerzan por entender cómo se usa la tecnología –subraya, y aclara–: Pero si sólo van ellos no hacemos nada. Aquí el proceso es al revés: el mayordomo es quien ayuda a que el proveedor entienda con argumentos prácticos por qué vale la pena adoptar las tecnologías”.
Avance del PAT
- En agosto pasado se realizó la jornada de formación de facilitadores en ‘Preparación de suelos para la producción sostenible de caña de azúcar’, a la cual asistieron 117 profesionales de los ingenios.
- En el primer semestre de 2016 se tiene previsto realizar las capacitaciones en ‘Reconocimiento de las enfermedades de la caña de azúcar en Colombia’ e ‘Identificación y manejo de factores que afectan la eficiencia fermentativa en la producción de etanol’. Esta última está dirigida a personal de fábrica de los ingenios.
DATO IMPORTANTE
El pasado 22 de septiembre se llevó a cabo un taller organizado por Cenicaña para conocer las opiniones e intereses de los cultivadores de caña de azúcar en la transferencia tecnológica. A la reunión asistieron 20 personas, todos proveedores de los trece ingenios de la región.
Se tiene previsto realizar una segunda actividad con otro grupo de proveedores del sector en fecha aún por definir.